Ya os hablamos hace unas semanas de Edimburgo y su Royal Mile como un lugar increíble para hacer turismo y cambiar la bulliciosa Londres por una ciudad llena de pequeñas callejuelas e historias.
Así que si tu situación actual se encuentra en estudiar inglés en Londres o tienes pensado en ir a trabajar a Londres, este post te interesa, porque Londres y Edimburgo se encuentran bien comunicadas por tren y avión, y puede ser una buena escapada.
- El Castillo de Edimburgo. Se encuentra situado en la cima de una de las muchas colinas que forman parte de Edimburgo. Antes de verlo podrías pensar que será parecido a cualquiera de los castillos que se encuentran a lo largo de los paisajes españoles, pero verás que no es así. No cuenta con almenas ni torreones, sino que su aspecto es bastante más tétrico; tres de sus muros dan a acantilados, y el color que predomina en sus paredes es de un marrón muy oscuro, rozando casi el negro en muchos puntos. En el caso de que llegues en avión a la ciudad, en seguida lo podrás ver. Pero si has llegado en tren o autobús a la ciudad, si accedes a él subiendo la famosa Royal Mile, podrás ver como se impone frente a ti este coloso castillo. Dentro de sus murallas podrás encontrar: los Honores de Escocia, una cárcel, museos, la Piedra de Scone, el Mons Meg, el Memorial Nacional de la Guerra de Escocia, el cañón de las trece horas y la capilla de Santa Margarita.
- La Royal Mile. Posiblemente la calle más importante de Edimburgo de la que ya os hablamos en un post hace unas semanas.
- Palacio Holyroodhouse. Se conoce comúnmente como el Palacio de Holyrood y es la residencia oficial de la Reina de Inglaterra cada vez que acude a Escocia. Es una visita obligada si os encontráis en Edimburgo ya que la decoración del Palacio es de una gran riqueza y distinción. A pesar de que actualmente se encuentra en ruinas, también deberás echar un vistazo a la Abadía de Holyrood (Holyrood Abbey), ubicada en los terrenos del Palacio.
- Catedral de St Giles. Si vas paseando por la Royal Mile no te pasará desapercibida la Catedral. Se construyó en el siglo IX sobre un antiguo santuario con el objetivo de ser consagrada al patrón de los leprosos. A pesar del armonioso estilo del edificio, éste ha sufrido diferentes remodelaciones, la más importante en el siglo XV tras sufrir un importante incendio. Seguro que si pasas al lado de la Catedral te fijas en un corazón formado por adoquines de diferente color en la acera, pues no lo pises, mejor escupe sobre él, dicen que atrae la buena suerte.
- Monumento a Scott. Podrás ver este monumento erigido en honor al autor escocés sir Walter Scott en los Princess Street Gardens. Caracterizado por su color negro y su altura (nada menos que 61,1 metros), no te será difícil localizarlo.
- Greyfriars Bobby. La historia de este perro de raza Skye Terrier es una de las más peculiares de Edimburgo durante el siglo XIX, y es que este perro, Bobby, permaneció junto a la tumba de su dueño en Greyfriars Kirkyard 14 años, hasta que él también murió. Hoy en día podrás encontrar una fuente y una estatua frente al cementerio en el que merodeó durante años, y en el que finalmente también fue enterrado junto a su dueño.
- Dean Village. Pensarás que forma parte de la propia ciudad de Edimburgo, pero no, es una localidad separada de la misma, situada a orillas del Río Leith, fundada en el siglo XII por los frailes de la Abadía de Holyrood. Actualmente es una de las zonas para vivir más deseadas, ya que en sus calles reina la tranquilidad y merodea un aire diferente al de la ciudad de Edimburgo.
- Mary King´s Close. Podrás encontrar este callejón en la Royal Mile, tapiado por el edificio de la City Chamber, el actual ayuntamiento de la ciudad. Esta callejuela, junto a otras tantas, forman la ciudad subterránea de Edimburgo, uno de los lugares con más historia de la misma, que comienza con la aparición de la peste. Durante esta enfermedad se tapiaron muchas pequeñas calles, dejando a las víctimas (o no) encerradas en las mismas, pasando el llamado periodo de cuarentena. El principal objetivo era aislarlos y no contagiar a más gente, pero dentro de esas calles no solo había infectados, sino también personas sanas que terminaron pereciendo igualmente. La leyenda de este callejón cuenta la aparición de una niña pequeña, pelirroja, en una de las habitaciones de una casa, llena de peluches para que Mary no se enfade.
- Arthur´s Seat. Subiendo a la colina que recibe este nombre terminamos nuestro viaje a Edimburgo. Desde el Asiento del Rey Arturo podrás ver la ciudad en todo su esplendor, tanto la parte antigua como la nueva, rodeado de naturaleza. Si tenéis suerte y hace sol, aunque la subida no se haga del todo llevadera, la recompensa que ofrecen las vistas merece la pena.
- Calton Hill. Esta famosa colina, situada al final de Princess Street, es uno de los emblemas de la ciudad, aunque no precisamente por ser motivo de orgullo para los propios edimburgueses. Desde la cima de esta colina podrás disfrutar de unas inolvidables vistas de la ciudad de Edimburgo, acompañado de diferentes monumentos que cuentan con curiosas historias.
- El primero de ellos es el Monumento Nacional, ideado originalmente para homenajear a los caídos durante las Guerras Napoleónicas. Podrás identificarlo por las doce columnas que lo componen. Hay que decir que el monumento actual no era la idea inicial del proyecto, ya que éste era contemplado como una réplica del Partenón de Atenas, pero por falta de fondos (o más bien por apropiación de dinero por parte de algún político, según se cuenta), este no pudo verse terminado y quedó como se encuentra en la actualidad, denominándose, “La vergüenza de Edimburgo”.
- Otro edificio que encontramos en la colina de Calton Hill es el Observatorio de la Ciudad. A pesar de que el edificio cuenta con una gran belleza, se han obtenido pocos resultados del mismo. ¿Un observatorio, en mitad de la ciudad? Con todas las luces de la misma… ¿Y en una ciudad como Edimburgo? Donde las nubes son parte de su estética.
- El Monumento a Nelson es el otro elemento principal que nos encontramos en la colina. Este monumento con forma de faro fue erigido en honor al Vicealmirante Nelson tras su victoria y muerte en la Batalla de Trafalgar, y cuenta con una bola del tiempo en la parte superior de la torre. El objetivo de esto era que los marineros, desde el puerto pudieran ver la misma a la una del mediodía (hora a la que también suena el cañón del Castillo), pero como podrás comprobar, es prácticamente imposible que desde el puerto se vea la bola.
Y como punto extra no podéis dejar de hacer uno de los famosos Tour de Fantasmas que recorren la ciudad cada noche. Las leyendas que os contarán y los sitios que os mostrarán os pondrán la piel de gallina (evitad salir corriendo si veis algo raro por la noche en algún cementerio).